Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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Legislatura: 1871-1872 (Cortes de 1871 a 1872)
Sesión: 3 de junio de 1871
Cámara: Congreso de los Diputados
Discurso / Réplica: Respuesta al Sr. Chermá y Trelles
Número y páginas del Diario de Sesiones 52, 1.408
Tema: Diputación de Castellón y ferrocarril de Tarragona

El Sr. Ministro de la GOBERNACIÓN (Sagasta): Voy a tranquilizar al Sr. Trelles. No es que yo le dijera a S..S. lecciones; ¡Dios me libre de hacer semejante disparate! A mí no me gusta perder el tiempo, y dando lecciones a S. S. lo perdería, no porque S. S. fuera incapaz de aprovecharse de las lecciones que le den, sino porque son inútiles a S. S. las lecciones que yo pudiera darle. Pero me ha parecido que no necesitaba S. S. tomar parte en esta discusión. Por lo demás, S. S. puede tomarlo como gusto y convertirse en juez del Gobierno, y aun más, en juez del Ministro de la Gobernación.

Pero S. S. exagera un poco su papel al creer que su señoría esta aquí más alto quo yo. Está equivocado S.S.; por lo menos yo soy tanto como S. S., porque soy Diputado; pero además de ser tanto como S. S., soy más, porque soy Ministro. Pero por lo menos confíeseme S. S. que no está más alto que yo. ¿Me lo confiesa esto S. S.? (El Sr. Trelles: Si, lo confieso.) Pues estamos conformes. (El Sr. Trelles: En cuanto Diputado.)

En cuanto a la sublevación, ya sé yo que S. S. tiene motivos para saber lo que fue la sublevación esa pasada, como tiene también motivos para saber, si es que en S. S. tienen confianza los que dirigen este tinglado carlista, de lo que podrá suceder en la sublevación

futura. Pero eso no importa para que S. S. sepa también que los pobres que salieron al campo y se vieron abandonados, no están muy satisfechos de los que les dirigían, porque a nadie le lleva su impaciencia a hacer un papel ridículo, y a exponer su vida, quedando solo y abandonado en uno o dos pueblos, en una o dos provincias. Cuando salieron al campo, es porque esperaban que otros secundarán el movimiento, y esos otros no lo secundaron, y por eso he dicho que S. S. al llamarlos insensatos e impacientes, no hacía bien, porque ellos Ilamaban a los otros traidores. Y si yo no tenía más motivo para creer a S. S. que a ellos, me comprometía S. S. a decir la verdad de lo que sé; porque una vez que habla una parte, es necesario que hable por mí la otra. Por lo demás, S.S. nos ha dicho que aquel movimiento era pequeño, como pequeño cualquier movimiento en comparación de la magnitud del partido carlista, que es toda España. Ya será algo menos, Sr. Trelles. ¡Toda la España! Pues entonces, Sr. Trelles, ¿para qué está siendo la pesadumbre de S.S. el Sr. Escoda? Si fuera toda España el partido carlista, ¿tenía necesidad S.SS. de ir a buscar al Sr. Escoda?

Pero admito que es toda España. Admítame también S.S. en cambio que la España es muy paciente, pues que siendo toda ella carlista, tiene a D. Carlos y creo que seguirá teniéndole donde está, que es seguramente donde merece.



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